El inadaptado y otros temas de la comunidad del amor

Al tipo que vive enfrente mío le deben crecer higos en los oídos y anfetaminas en el cerebro porque parece ser que no oye del todo bien la música de parado mental que pone.
Quizá no entiende los múltiples idiomas nacionales que residen en la comunidad y lo engañaron en la tienda, o quizá se trate de una fórmula mágica para adaptarse al vecindario.
Él a las ocho se pon el pumpum y por la tarde en pumpumpum. Por la mañana a vol. tres mil quinientos y por la tarde a modo after.
Como me inspire llamo a los curas del final de la calle para que le exorcisen el piso patera.

Y como decía Felipito

Hasta mis debilidades son más fuertes que yo.

Esto de enfadarse se está poniendo cada vez más complicado

Y es que a los enfados no les faltan más razones que las que les sobran. Porque, si te enfadas con todos, es porque no los ignoras lo suficiciente. Está claro. El enfado está pasado de moda. Ahora se lleva el self made men. El luchador de tiempos y razones de paz. El responsable de su existencia que quiere cambiar el mundo desde la solitud. El creativo pasional, el estiloso de lo propio que ha encontrado su propia gracia y convive con el dolor...
Chorradas dice mi yo interno. Chorradas de postmoderno. Muerte al progreso y los tendenciosos.

A destiempo

Con el tiempo la mayoría de las cosas cambian. Y demos gracias por ello. Pero por alguna razón desafortunada, mezcla de miedos y sentimientos de culpa hay cosas que no dejamos de hacer.

Y es una verdadera pena. Yo en su día dejé de leer El Mundo y de sufrir, viajar a sitios fríos en verano, quedar con aquellos que antes me caían bien y ahora ya no, enfadarme con Renfe, pagar Renfe, ir a steps, discutir con mi madre... Y lejos de ser una mala persona, como me temía, vivo mejor y soy más feliz.

Hoy me he quedado a hacer horas extras no porque me las paguen, sino porque me gusta. Y eso es lo malo de pensar que al hacerse mayor uno sólo acepta hacer las cosas que le gustan. Porque tras todas las estupideces que uno dejó de hacer, aparecen las que nunca pensó que haría.

Con los ojos cerrados y la sonrisa prieta

No han dado las 10 y ya estoy sin aliento. Busco bandas sonoras que me calmen. Webs bonitas que me distraigan. Palabras sobre la agenda que me centren. Pero nada. Esto no funciona. Salgo fuera a que me de el aire. Vuelvo sin que me haya tocado. Subo el volumen de los cascos para no oír mientras juego a masticar lento y digerir. Si me enfado demasiado quizá sea porque no ignore lo suficiente. ¿Esto va de ser anticuado o moderno? Porque a mi en el cole no me explicaron dónde andaban las fronteras...Y mientras, la línea roja que marca lo que voy a hacer y lo que jamás aceptaré se curva a cada lamento.

Versión básica de sufrimiento: nostalgia

La señora AquíEstoyParaTodo no va a estar en todo el día. Esta mañana llamó y dijo que tenía nostalgia de juventud y era incapaz de levantarse.
El doctor le recomendó paz y tranquilidad ya hace unos días, pero el día a día sólo le dió guerras y disgustos. La pobre, entre los niños, el canario, el capullo del jefe y la suegra, andaba casi a tocar la última. Viendo el panorama, su marido salió escopeteado a la tienda de ultramarinos a por raciones de amor fresco para pincharle en vena. Pero quién sabe, tal y cómo son esa gente, y al precio al que están los sentimientos, el vago ese seguro que le ha comprado un sucedáneo chino. Lo mejor sería que la llevaran al pueblo. Por allí aún sigue un amor de juventud que seguro que la sacaría a bailar, la llamaría por su nombre y le compraría un lavaplatos. Pero anda qué, si yo fuera ella, vendía a los niños al peso, mandaba al vago con la vecina a ver si lo quiere y me piraba a Cancún con el canario. Ese es el único que pide poquito.

Dicen que los miopes son más inteligentes

...así que hice lo posible por dejar ciegos a mis 10 lectores. Un público que sólo por leerme merecían estar en lo más alto del panorama de los listos.

Pero, viendo que el nivel intelectual del blog no ha hecho más que decaer, y mis fieles lectores ya no se ven los pies, he decidido pasar mi blog a blanco.

Ahora veréis como las chiribitas no eran por el color de fondo sino por los textos tan agudos a los que eráis sometidos. He dicho.

El escultor

El escultor tiene 20 años y aún sufre las dolencias de una adolescencia mal curada, pero todas las niñas que pasan por delante de su ventana no lo ven. Los granos de la frente se le mudaron a la espalda, pero como el chico va vestido, nadie los ve. Ni yo lo veo. Que casi lo veo todo.
Él mira a lo lejos mientras esculpe un jarrón que ojalá no acabe nunca. Con las manos sucias está más bueno. Incluso con esos tejanos de moderno.
El vigilante del colegio está hasta las narices del público. Advierte a las curiosas que va a empezar a cobrar entrada como no recojan las pipas que tiran al suelo mientras miran al chico que parece eternamente solo. Pero ellas ni se inmutan. Ellas tienen toda la tarde para mirarlo. Todo el día. Casi todo el curso, si quitamos el tiempo que van a dedicarle a los exámenes. El resto no. El resto pasamos por la ventana casi sin mirar. Con la tripa para dentro. Deseando ojalás imposibles y un poco más tristes por no poder quedarnos a pelar las pipas.

El poder del absurdo

Que hay pocas personas con sentido sentido del humor inteligente es un hecho. Pero que hay pocas con sentido del absurdo, también. Y es que el humor inteligente tiene su qué, aunque por su propia definición muchas veces hace que no tenga gracia, pero el humor absurdo tiene más. El absurdo cura la realidad, los porqués del alma, las ventajas y expectativas del día. Eleva el interés del error, comparte el ridículo, salva a los perdidos y nos distrae al resto. Por otros muchos años de absurdo. Amén.