A destiempo

Con el tiempo la mayoría de las cosas cambian. Y demos gracias por ello. Pero por alguna razón desafortunada, mezcla de miedos y sentimientos de culpa hay cosas que no dejamos de hacer.

Y es una verdadera pena. Yo en su día dejé de leer El Mundo y de sufrir, viajar a sitios fríos en verano, quedar con aquellos que antes me caían bien y ahora ya no, enfadarme con Renfe, pagar Renfe, ir a steps, discutir con mi madre... Y lejos de ser una mala persona, como me temía, vivo mejor y soy más feliz.

Hoy me he quedado a hacer horas extras no porque me las paguen, sino porque me gusta. Y eso es lo malo de pensar que al hacerse mayor uno sólo acepta hacer las cosas que le gustan. Porque tras todas las estupideces que uno dejó de hacer, aparecen las que nunca pensó que haría.

No hay comentarios: