A veces llueve
Que no daría yo por tener un paraguas parachoques. Uno grande y amarillo que vibrara cuando vislumbrara una devacle, que se cerrara para no entrar en debates idiotas, un paraguas grande para protegerme de las gotas ácidas. Que no me dejara mirarme los pies cuando estoy preocupada, ni soñar con realidades anticipadas.
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