Empaquetando

Estoy empaquetando mi vida en unas cajas de color marrón que huelen a cerrado. Sin naftalina ni champán. Con una mezcla rara de alegría y tristeza, sin pasear la vista por las estanterías vacías, en un vago intento de seguir sintiéndome en casa.
Es una mudanza a uno porque, cuando vuelvan ellos, ya no sabrán qué ni donde estaban mis recuerdos, y todo olerá a lejía activa.
Friego y empaqueto debatiéndome entre si borrar las manchas que encuentro o dejarlas para que el nuevo inquilino sepa que aquí muchos fuimos felices. Que dormimos poco entre tanto sueño. Que nos reímos bastante. Que aprendimos a decir noes a fuerza de síes. Y tantas otras cosas que sólo se aprenden a los 20.
Seguro que el día que me vaya me olvido de algo. Y seguro que cuando me vaya, no podré dejar de pensar en el día que entré por primera vez.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Celebra que tengas recuerdos que llevarte, ya que es síntoma de tiempos felices.

Lo mejor es que un nuevo tiempo viene ahora, y un lejano día volverá a convertirse otra vez en un nuevo recuerdo: habrás completado otra etapa. Aprovéchala sin mirar atrás, porque de ti depende que esos recuerdos sean felices.

mariet dijo...

Sempre fa pena marxar d'un pis, i sobretot d'aquest... on hi hem viscut tantes coses, tanta gent! Però els canvis són bons i després ho recordaràs tal com va ser, uns dels millors anys de la vida, potser, no? Petons molts.