El camino sin sentido de los destinos sin fin

Érase una vez un año perdido a través del cuál nunca nadie llegó a ninguna parte.
Y aunque durante largos meses muchísimos viajeros lo intentaron tentados por el tesoro que decían que escondía su destino: 1 millón de euros ni más ni menos, nunca nadie encontró nada. Sólo calderilla. Peanuts que decían en contabilidad.

Para buscar el preciado tesoro, los más ilusos lo intentaron cargados de buenas voluntades. Pero después de meses sin dormir y sin llegar a ninguna parte, cayeron exhaustos.

Los más pacientes pensaron que era sólo cuestión de tiempo y orden. Pero después de tres mil plannings y mapas que diariamente perdían sus rutas, decidieron probar otros retos. Total, aquello tampoco se merecía sus vidas.
Más tarde probaron suerte los valientes, los ansiosos, los exploradores natos, los talentosos, los ambiciosos, los mandados, los quejicas, los llorones, los que se vieron en el camino sin desearlo, los tozudos. Pero todos los que probaron suerte vieron, en su propia cara, como las señales giraban sus rutas, borraban atajos, cambiaban caminos, giraban senderos.Y al final, nada. Porque jamás se divisaba el final.

¿Y si en realidad el final no existía? ¿Y si el destino era en realidad un crucero fantasma con una brillante popa pero con una obra muerta de porexpán?

A su vuelta, muchos viajeros acudían en tropel a las filmotecas de sus ciudades a la búsqueda de referencias fílmicas porque se decían a sí mismos, ¿cuántas tácticas basadas en la vida misma, no habrán probado los de Hollywood para producir esa cantidad de pelis de buscadores de tesoros?
Seguro que los piratas de Tyrone Power, Errol Flynn, Burt Lancaster o Johnny Deep tenían su alma plagada de traiciones, aprietos y secuelas que nada tenían que ver con las aguas del Caribe. Era lógico, porque nadie se había juntado jamás con un pirata pero sí con un productor.

Lo que pasó al final no lo sé. Me gustaría pensar que un día apareció un director creativo con alter ego de psyco killer y los puso en su sitio. O quizá fuera un joven pero ambicioso cuentas con sonrisa perfecta y lengua viperina quién les dijo lo que pensaba todo el mundo de sus reuniones inútiles, sus idas y vueltas.
Pero lo más probable es que jamás apareciera nadie y nuevos equipos de exploradores se cargaran sus mochilas de trucos de magia para lanzar al estrellato una marca sin destino.

No hay comentarios: