Dejen salir antes de entrar

En el curro jugamos a las sillas al revés que es lo mismo que el juego de las sillas pero en vez de eliminar asientos, eliminamos concursantes.
Está claro que todo ha pasado porque las sillas en cuestión son incómodas a la vez que insanas y los concursantes crían lumbalgias a miles.
En vistas de la desbandada general, pusimos cerraduras de alta seguridad en las puertas y ventanas que daban al exterior, pero los más mejores, que eran más listos que los jefes de las sillas, encontraron la foma de irse. Ya ves lo que son las cosas.
Y aunque ahora hay más sillas que nunca, y parece que sin ellas no nos vamos a quedar, da una pena de morirse eso de jugar con menos de los que tocan.
Así que desde el cariño que sólo pueden dar tres años de sonrisas y lágrimas con timings asesinos, bon voyage traidores.

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