Dentro del agua se respira mejor

Una piscina por cada chalado de la semana.
Una por los pirados que te pidieron un beso y luego te mordieron.
Una más por los que te hicieron sufrir sudor frío en pleno agosto.
Otra por las vecinas que te miraron con el ojillo bajo cuando te pusiste el vestido corto.
Una por los líderes que te condenaron al exilio.
Una por los amargados que no te devolvieron la sonrisa.
Otra por los que te exigieron razones que no habían.
La penúltima para recuperar los sueños de la semana que se quedaron sin final.
Y la última por ese beso que no diste, ese grito que te callaste y ese suspiro que se quedó entre la segunda y la tercera costilla.


Dentro del agua todo. Incluso suspirar.

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