Allí donde fueres haz lo que vieres o una de ladrones.

Ayer por la tarde, al llegar a Gracia, me percaté que a pertenezco a ese grupo de afortunados que tienen luz en el trabajo pero no en casa. Genial.
Mi hermana, que no entendió mis sorpresa, dijo que tendría que habérmelo imaginado. Y tiene razón.
Total, que sospesando mis opotunidades nulas de alimentarme, ducharme y sobrevivir en un piso con cero luz exterior, me dispuse a comprar velas para mantener mi casa cueva en unas condiciones lumínicas mínimas, que me permitieran localizar la cama y la taza del váter. Luego ya me ocuparía del telepizza.
Pero entonces me di cuenta que el barrio estaba desierto y todas las tiendas cerradas. Paquis incluídos. Pero los chinos del todo a un euro, que pertenecen a una raza superior, tenían abierto. Bien por los chinos.
¿Velas? En el tercer pasillo al fondo. Vaya. Seguro que las encuentro.
Cuál fue mi sorpresa cuando me di cuenta que todas las velas, antes a un euro, ya no costaban un euro. Costaban cuatro.
¿Cuatro euros? Cuatro. Cada una? Cada una.
Sí señor. Sin verguenza.
Entonces, subí a casa, me puse unas bambas de plástico, una gorra con ventilador, me pinté una raya a lo chino en cada ojo, metí toda la comida descongelada y alguna podrida en una bolsa y bajé a la calle a preparar bocadillos de bacalao fresquito y gambas a la comunidad . Eso sí, a 10 euros.
10 euros? 10. Cada uno? Cada uno.
Sí señor. Sin verguenza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por aquí abajo, en la zona más sureña de la Península se dice que "El más tonto hace palillos"... así que ríete tú de los Chinos. Cuando nosotros vamos, ellos ya vuelven.