Chico negro con Husky busca

Cuando yo lo conocí tendría unos 17 años. Era un chico muy amable. Mi hermana decía que era gigoló. Se lo habían dicho sus amigas.
El chico venía a la tienda con su perro. Tenía un Husky. Ambos parecían recién sacados de su pecera, echados de su mundo a la fuerza y abandonados en una ciudad en la que ninguno de los dos quería estar. El Husky con la lengua fuera en pleno invierno y él con gorro de lana en abril.
Solía pasarse por la tienda para comprar comida y para que le ayudáramos a leer su cartilla de La Caixa. Era majo pero algo justito y la tienda de mis padres es lo que tiene. Uno llega para comprar un hasmster y vuelve al día siguiente con una caja de melocotones para las niñas.
Y fue allí cuando todas dimos por sentado que mi hermana (que por entonces tenía 12 años) tenía razón. Porque el chico no curraba. Solo paseaba con el Husky. Y cada mes le ingresaban una cantidad variable en su cuenta. Y vivía solo.
Un día de verano vino sin Husky. Dijo que lo había dado a una amiga porque se marchaba. Y así se fue.
De esto hará unos 6 años. Hasta esta mañana. Que me lo he encontrado en Gracia. Ha cambiado el perro por un niño mulato. Paseaba con el mismo aire, entre perdido y aburrido. Sigue siendo muy guapo. Adiós Anita.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

rodrigo no...ja t'ho preguntaré, ara ma entrat la curiositat i sé qui pot recordar el nom

Anónimo dijo...

WILFREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEDDDDDDDDDDDDDDDDDDDOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO