El eneagrama de las pasiones


El viernes en la Contra del periódico la Vanguardia entrevistó a Lluís Serra que acaba de publicar un estudio sobre el “Eneagrama de las pasiones”, una clasificación de la personalidad humana en nueve tipos, en función de una pasión dominante (o ´pecado capital´, según la tradición cristiana).

Uno puede ser del tipo miedoso, del tipo envidioso u de los otros 5 tipos, todos ellos negativos y a cada cuál peor. Una retahíla de personalidades estrechamente ligadas con el sentimiento de culpa cristiano.

Vaya, que a mi no me dieron ganas ningunas de afiliarme a ninguno de los tipos, aunque esto no signifique que no me sintiera aludida por ninguno.

Pero lo malo no acaba aquí, afirmaba Lluís Serra que las personas no somos únicamente de un tipo sino una combinación de un par o tres tipos.

Y si cada uno conociese bien a qué grupo pertenece podría dominarse mejor y ser más feliz. Pero entonces, ¿debemos conocernos mejor para poder dominarnos?
Y, ¿si perteneces a un tipo, ya no puedes cambiarte?

Con la emergencia del marketing emocional, recientemente, una agencia de planificación estratégica empresarial, publicó un diccionario de emociones demostrando que solo un 25% de las emociones son positivas. De esta forma, uno está excusado en un 75% de las veces por ser maleducado, sentirse triste, solo, avergonzado, ser avaricioso, agresivo y así hasta un sinfín de 3.000 referencias ordenadas por orden alfabético.

Y así, la televisión nos sigue mostrando una élite de plastilina a la que aspirar, al igual que hacía la iglesia cristiana con los personajes bíblicos. Porque en las distintas formas de coacción sigue habitando el mismo fondo, los tipos no han cambiado. Nuestros hijos desarrollarán nuevas formas para ser infelices, se sentirán culpables por otras cosas y, dependiendo de los tiempos que les toque de vivir, quizá tener miedo no sea una opción.

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