Antes y después de cuándo no debiera haber visto
Voy a alejarme de la mesa de reuniones para verlo todo en perspectiva...En un segundo con tres, quince voces de alrededor se han quedado mudas y la vocecilla feroz de mi interior no me deja pensar en nada bueno. O quizá todo lo que me dice es más que bueno pero mi miedo atroz no lo digiere como tal.
¿Dónde está ahora el cristal de seguridad? Este país es un desastre: nunca está nada donde debiera.
Como yo, el resto del séquito parece empatizar con la causa porque las víctimas siempre tienen quien las vele, al menos un ratito.
Intento aplicar las clases de yoga en un intento frustrado de mover la respiración que me aprieta los dientes al fondo del estómago. Como he dicho: frustrado. Porque en realidad, nunca presté atención en clase.
¿Por qué motivo tenemos tanto miedo al después del antes? Si quien sabe, qué nos depara de mejor.
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