Peces y otros seres lacrimógenos

Todo lo bueno se acaba. Gracias al pequeño yogui que ha ejercido de cuidador amateur, hemos contado con la salchicha peleona más de siete días. Después de ocho años de querer y no poder, ha sido todo un lujo. Y aunque ya sabía, cuando pasó la puerta, que la vería de regreso, me siento tan triste...
Supongo que puedo aplicarme aquello de las prioridades, las obligaciones y las vidas que no nos dejan, pero ahora mismo, no quiero. Por unas horas dejaré de tener 29 años para volver a los 9. Creo que estoy en mi derecho y, como veo que estoy sola, parece que nadie me lo impide.

1 comentario:

El encantador de Frenchies dijo...

Piensa que no serán las últimas lágrimas que viertas. Volverás a ver al perro croqueta pasar la puerta ;)