Íntimo

Enciendo la tele post resaca de San Juan y me doy cuenta de algo que ya sabía: en el resto de España no es festivo.

Me doy cuenta también que los programas mañaneros no han cambiado y siguen exhibiendo un puñado de marujas arregladas mostrando las intimidades de esa otra parte de España que tampoco trabaja. No porque en sus comunidades sea fiesta, sino porque no trabajan y punto. Son famosos.

Apago entonces la tele y pienso en las cosas íntimas: Defectos, situaciones absurdas adolescentes de las que adolecemos toda la vida, palabras más altas que nos gritaron al oído y no fuimos capaces de contar ni contestar, partes de nuestro cuerpo con las que jamás querríamos ser vistos.

Y también esas cosas íntimas que son nuestras aunque hagamos a la luz del día porque estamos en nuestro derecho y punto. Ese tipo de cosas de las que nos gustaría que los demás no tuvieran opinión y de paso fueran ciegos sordomudos y no alcanzaran a percibir: media horita de topless en la terraza, por poner un ejemplo.

Entonces me doy cuenta que debía ser mejor para algunos cuando los derechos estaban clasificados por género y las normas se regían por sexos: hombre mira si mujer enseña.
Yo misma estaría encantada de probar unos días al revés también, porque íntimo o no, uno está en desacuerdo dependiendo de la parte donde fue metido per se.
Clarísimo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por fin ha vuelto el pez... He releído uno de los párrafos con la misma lentitud y placer que cuando dejo que se deshaga en la boca el helado de higo de las italianas!Qué gusto!
La tiradora de hilos