Una transformación rapidita e indolora.

Desde que escucho jazz me he vuelto culta y paciente.

He empezado con uno para principiantes no vaya a ser que me transforme tanto que mis amigos no me quieran en el grupo. Ahora ya tenemos a dos listos y con ellos vamos sobrados de intelecto.

Gracias al jazz, entre mail y mail, levito y sonrío al mismo tiempo que contesto con amabilidad los improperios de mi amo el señor de la marca reina. Om y música.

Muerte al feedback.

Ser una santa no es tan fácil como parece. La vida me lanza a diario trillones de soldaditos del mal dispuestos a hacer lo que sea para convertirme en una rata más.
Y de momento, desde mi pedestal, no veo que la cosa pinte muy bien. Al contrario, todo parece ser una cuestión de tiempo.

Buenos días.

Dicen que sólo escribes lo que te pasa. Que cada palabra va por alguien y ninguna es tuya, que todos los días los vives por otros.
Y así, poquito a poco, te has apartado de la única ventana que daba al exterior. Has estado dando clases de cómo medir tus palabras y callar tus pensamientos en voz alta. El 95% de ellos por el momento.
Has desandado el camino desordenando y enterrando las piedras, para despistar un poco. Colocando banderines en caminos sin salida.
Has escrito en el silencio todas las bonitas cosas que te han pasado. Para que nadie se entere que eres feliz.
Y hoy has llegado a tu tope. No naciste con egos secretos. Casi lo que ves es lo que hay. Así que, buenos días. Hoy no pinta un día muy interesante pero se hará lo que se pueda para mejorarlo.