La mujer de mi vida

Ella era de la España profunda. Tenía una mala leche como pocas. Y en los 60 años que vivió en Cataluña, solo aprendió 1 palabra en catalán: ostia puta.
Llevaba las uñas perfectas. Tenía los ojos pequeños y azules. Y sin dientes estaba guapísima.
Siempre nos pegaba con la zapatilla al revés cuando nos asomábamos al balcón en camisón. Cantaba las canciones sobre vírgenes más chorras que he oído en mi vida. Y se tiraba unos pedos que se oían a tres manzanas.
Ella se turnaba para dormir con nosotras a días alternos, los lunes le tocaba a mi hermana, los martes a mi. Ella fue la primera que se montó en mi coche cuando me saqué el carné. De luto escrupuloso, con sus Ray-Ban negras. Era felipista hasta la muerte, de las que decoraban la cocina con su puño y rosa.
Ella me acompañaba a los entierros de los abuelos de mis amigas a cambio que yo le acompañara a los de sus amigas. Y allí, en el banco de la iglesia, pasé algunos de los momentos más vergonzosos de mi vida, porque mi abuela no se callaba ni en la iglesia. Sobretodo allí.
Jamás le gustó ninguno de mis novios y de cada uno sacaba alguna frase ingeniosa e hiriente que les soltaba cuando llamaban por teléfono. Con mi hermana nos partíamos de risa. Ellos se morían de miedo.
De los 22 años que viví con ella nos enfadamos unas 8.000 veces y nos pedimos perdón unas 7.000. Mi madre se enfadó muchas más así que tampoco había porque sentirse mal. Lo de enfadarse a grito pelao era tradición familiar.
A ella le contaba todo. Todo. Y que se muriera fue la peor de las putadas de mi vida. Ahora, tengo sus secretos, los míos y la seguridad de haber perdido a la mujer de mi vida.

3 comentarios:

Canibal dijo...

mi abuela siempre ha llamado a todas mis parejas "piljarreta", que traducido del gallego signficaría algo así como "fresca", "fresca y putilla" o "putilla".

lo dice con toda normalidad ante ellas (no es que yo presente mis parejas a mi abuela pero en otra vida vivíamos todos juntos) y a todas siempre les pareció un mote muy cariñoso.

A mi me divierte mucho la situación y no hago nada para evitarla.

Seguro que mi abuela se hubiese llevado muy bien con la tuya.

Anónimo dijo...

a veces querer a alguien tanto nos hace vulnerables.. pero es precisamente eso lo que nos empuja a querer así. recordarla el resto de tu vida te hará más fuerte, seguro!

Anónimo dijo...

jo tb la trobo molt a faltar..sobretot els seus udols des del pati per a fer callar a la veîna de dalts quant cantava òpera, o bé el dia que li va dir a un d'aquells.. tu eres peor que el profesor ciruela, que sin saber! montó escuela!!! però bé, ens podem alegrar de haver-la tingut com a iaia...

es que era la ostia!!!