Lugares comunes

Llevo algunos días abducida. Abducida por el curro. Abducida por el sofá. Por el sueño agitado. Por el cansancio profundo. Por un tiempo escaso que no se alarga.
Desde la ventana se oyen voces y risas, se huelen las salsichas, la ropa tendida lavada con suavizante barato. En el interior todo está en silencio. He aprendido a hablar en mute. A no pensar nada si no queda más espacio para hacerlo.
Pienso en todo lo que se desordena, en la ropa que se apila, en el examen, en el trabajo. Por un momento me gustaría teletransportarme a casa de mis padres. Y estar los cuatro juntos. Oir los platos en la cocina, la televisión a volumen 28. Oler las salsichas. Hablar de lo de siempre. De esta peli que ya la dieron, porque siempre ponen lo mismo. No se porque pagamos el Plus. Este perro pierde mucho pelo, habrá que darle vitaminas. Porque no dejas los platos y vemos la peli en paz. Entonces pienso que ellos no saben que el silencio a veces agota, en mute. Y me duermo.

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