Porque yo lo valgo



El otro día mi chico me dijo: ¿por qué no vas a la peluquería y les dices que te enseñen a peinarte?


Primera reacción: casi lo mato. Don Estiloso vuelve al ataque.
Segunda reacción: en parte tiene razón, pero por algún motivo, las chicas no hacemos estas cosas.


Pero los chicos sí. Ellos parten de una base más humilde, a ellos sus mamás les han enseñado a peinarse con la raya al lado y los modernetes se lo han tenido que currar. Y claro, no podemos ovidarnos que ellos empezaron a ser modernetes hace muy poco.

Pero las chicas no. Por alguna razón es impensable ir a la pelu y reconocer nuestra no habilidad para dominar nuestra cabeza. Y es que a nosotras los dones se nos suponen. Tenemos aprendidas, de forma innata, miles de componentes útiles para la vida diaria: estar estupendas, cocinar, poner lavadoras; y algunas algo más laboriosas: ser cariñosas con nuestras mamás, mamás de nuestros niños, amigas de nuestras amigas y un largo etcétera muy estresante.

En fin, estos pensamientos impuros de mi género no implican que Don Estiloso esté en posesión de la verdad, estos pensamientos tienen una única conclusión: tener más dinero.
Más dinero para ir a la pelu cuantas veces sea necesario, tener a alguién en casa que ponga las lavadoras, haga la comida, llame a nuestras madres,... y así tener más tiempo para pasar en la cama con nuestros chicos. Para acallarlos, para escuchar sus ideas descabelladas, para que nos quieran más horas día...

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