Entre el corazón y la intención


Imagen de Eneko Olasagas de "Mentiras, medias verdades, cuartos de verdad "

Hace días que intento averiguar por qué me callé. Siempre hablo demasiado pero, en aquél maldito momento, me callé. Como siempre, a destiempo.
Y como el juicio me lo emito yo misma está siendo una larga condena, porque nadie es tan pesado como uno consigo mismo.
No hago más que pensar que yo hubiera mil cosas que no hice mientra él esperaba.
Pero ya no había nada qué hacer, mi corazón, para hacer tiempo (porque el forma parte de mi y también funciona tarde) se había sentado en un rincón, aterrado, divagando sobre cómo cocinar lasaña.
Todo menos abrir los ojos y verlo a él allí de pie, exigiendo, apurando, sospesando si perdonarme la vida o darme por perdida.
La intención transforma, pero el corazón...ese maldito aguanta, retiene, aterrado.
(...)
Si el amor fuera una obra de teatro se escribiría con mentiras piadosas, cantaba Joaquín Sabina. El mío no miente pero calla.
Mentiras, medias verdades, silencios, son lo mismo. Ahora solo me queda pensar que callé por mantener, para escucharme más alto, porque matizar es perder el tiempo, para no salar su alma, para ser invisible, para no discutir, para conservar, o perder, por sentido, por costumbre generacional, por educación...
Pero yo sé que fue por cobardía. Y me huelo que él también lo ha descubierto.

No hay comentarios: