Come as you are


Todos tenemos una época más o menos oscura en nuestras vidas. Secretos que nos avergüenzan, por ridículos que sean, momentos y caminos que ahora pasaríamos de largo, amigos que no hubiéramos tenido, novios y rolletes que es mejor mantener en el cuarto trasero de nuestra memoria, costumbres y vicios que es mejor no documentar y una larga ristra de haberes que no queremos que nos definan. Porque ahora somos distintos, ya no somos los mismos. Y así, más de uno se negaría a pasar de nuevo por su adolescencia, su niñez no tan bucólica o sus primeros pinitos en el amor.

Pero nosotros tuvimos una suerte que no tienen los niños de ahora, no existía el Messenger, no existían los móviles, ni MySpace, Joost, Flickr...no teníamos cámaras digitales que pudieran captar instantáneamente vergüenzas, aparatos dentales, pelos indomables, vestimentas que negaremos haber llevado, borracheras, novios feos o canallas y amigas delincuentes. Y así, la mal llamada generación X, la generación que no hacía nada, que no se podía definir, que tenía que pasar sin más gloria que la de unos cuantos ídolos muertos, de pelo largo y grasiento, de camisas de cuadros y de voces agónicas que rompían corazones, nos hemos convertido en la última generación que podrá reinventar su pasado. Seremos los últimos que podremos contar a nuestros niños lo guapos que éramos, el éxito que teníamos y los amigos listos y virtuosos que nos acompañaron.