El día de la publicidad
El viernes es el día de la publicidad. Y eso significa que tenemos fiesta. Que no vamos a ir a currar. Así venía marcado en el recién estrenado calendario laboral que nos mandaron y así será. Amén por los publicistas y los clientes y familiares que nos sufren.
Desconozco si existe un día del electricista, un día del juez o un día del secretario fiel pero en publicidad somos así. La importancia nos la damos nosotros mismos para que los demás vean que no somos un colectivo cualquiera. Eso y que los días de fiesta, o no, del resto de profesiones me dan igual.
Desde que sé que va a ser fiesta tengo un no sé qué interior que no me deja respirar. No se si voy a dedicar mi día a actividades fascinantes para el mundo, limpiar mi maravilloso hogar unipersonal u ordenar mi yo interior. Que es algo que olvidé hacer antes de lanzarme a la carrera con los nuevos propósitos del año.
Pero, ¿de verdad es necesario dedicar los días festivos a algo?
Ayer le dije a un amigo: -…es que de repente me dieron ganas de hacer cosas… -Y él me contestó-…pues sólo tienes que esperar a que se te pasen, ¿no?
Así que esto es lo que voy a hacer. Esperar que el maravilloso día de la publicidad pase, tan largo cuanto sea. Con los ojos cerrados y tumbada. Faltaría más.