Tómalo como venga



Tómalo como venga. Pero échale ganas. Las cosas cambian despacio pero de repente, en un momento miras al cielo y cuando bajas la vista ya no eres la misma. No has suspirado un vamos pero hace días que tus sueños nocturnos son distintos, tranquilos y desconocidos. Los protagonistas aparecen con bigote y te dicen que estás en otro país. Cada noche y durante todas las mañanas en las que parece que no acabas de despertar del todo. Con el primer café con leche de la mañana sopesas los pros y contras aunque algo te dice que la decisión está tomada. Bueno o malo qué más da. Que venga y ya veremos.