Mira, resulta que encontramos el paraíso

Sigo despertándome poquito a poco de este verano perfecto que nos ha sonreído entre mucho y más. Me acuerdo de tus caras mirando los monos, sonriéndole a un batido, buscando explicaciones al por qué de este mar traidor. Si me concentro, aún consigo oler las camisetas mojadas que jamás se secaron, esa brisa de coco, humedad y piña con curry. Estoy convencida que este fue el verano de nuestras vidas.
Me alegro de haber comprado ese billete que nos ha reconciliado con nosotros mismos. Suspiro porque esa paz atormentada del ir y venir del mar Caribe no nos deje nunca.

(Esto se está pareciendo a una plegaria, aunque creo que me da igual :)

Me ha gustado viajar contigo a las antípodas de la rutina, sortear baches asesinos y cabezales de camión del infierno. Lo mejor no se si han sido los extraterrestres que nos han acompañado, los ahoriticas, las veces que nos perdimos o las que nos pareció encontrar el paraíso. Así nos fue. Muy recomendable le decimos a la gente. Vale la pena ir. Y es que aún sabiendo en todo momento que habría un momento para la vuelta, no estoy segura si una parte de nosotros se quedó allí para siempre.