Blanco neutro

Te aceleras al mismo tiempo que decides rendirte. Miras de frente para cruzar aún sin entender una maldita señal.
En cualquier momento vas a ser atropellada por un grito. Se ve venir, aún sin ver nada.

El tiempo se para para amontonarse de nuevo. Te giras. Hablas. Conduces. Escribes. Contestas. Sonríes. Llamas. Comes. Pero ya estás en otro lugar. Con un intenso dolor de cabeza. Uno de esos que solo se propagan por culpa de las preguntas a las que no sabes responder.

No era tan distinto cuando tenías 5 años y tus manos cortas de miras no sabían subirse el pantalón. No tenías ni idea de que fallaba pero la ropa se arremolinaba a un lado y a otro.

A 8 grados bajo un plumón invencible me acuerdo de Menorca.
El taxista pita. Tira ya mujer. Las grúas del puerto me devuelven a la Zona Franca. Y bajando.